• Diseño atractivo. Oscar Wilde decía que “nunca hay una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión”, y no podía tener más razón. El diseño es una de las partes que más peso tienen en un entorno web, dado que será el que más capte la atención de los usuarios y el responsable de que decidan quedarse en él o que se vayan rápidamente por donde han venido.
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• SEO. La optimización comienza en la arquitectura de la página web y es un proceso complejo y largo que requiere de muchos aspectos, como estructuración de URLs, creación de enlaces, actualización de contenidos, meta tags y mucho, mucho más. En la actualidad, sin optimización no hay presencia en internet.
• Usabilidad y experiencia UI/UX. ¿A qué público se dirige su negocio y qué está buscando cuando entra en su página web? Es muy importante conocer a sus potenciales clientes y qué es lo que desean para ofrecerle una buena experiencia desde el primer momento en que acceden a su web. De lo contrario, es muy probable que la cierre sin siquiera informarse más sobre su empresa o los servicios que ofrece.
• Contenido de calidad. No todo vale en lo que contenido se refiere. Este debe ser atractivo, incluir palabras claves relacionadas con el sector en cuestión, actualizarlo con frecuencia y aportar valor a los usuarios. Si se hace viral y se comparte, ¡muchísimo mejor! Se tiene que seguir una estructura concreta y añadir etiquetas H1 y H2, entre otros, para que Google lo valore positivamente. Recuerde: ¡el contenido es el rey!